La diferencia entre multiculturalidad e interculturalidad forma parte del ABC de los estudios sociales, se aprende el primer día de clase y nos acompaña a lo largo de toda nuestra carrera profesional. Estos dos conceptos son tan importantes que han trascendido de lo académico a lo cotidiano a través de los medios de comunicación de masas, es común leerlos o escucharlos en noticias relacionadas con el tema migratorio, sin embargo es fácil confundirlos o incluso pensar que significan lo mismo ya que en muchas ocasiones estos medios dan por hecho su significado causando más desinformación que información.
Para salir de dudas, según el diccionario CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado), la multiculturalidad hace referencia a la presencia en el mismo lugar de culturas diferentes que no tienen relación entre ellas o que pueden tener una relación o no de convivencia. Mientras que según el autor Carlos Giménez Romero, “la interculturalidad es una relación de armonía entre las culturas; dicho de otra forma, una relación de intercambio positivo y convivencia social entre actores culturalmente diferenciados”.
Partiendo de estas definiciones podemos afirmar que Chile en general y Malalhue en particular es un territorio multicultural, donde conviven la cultura chilena hegemónica1 con culturas como la peruana, venezolana, boliviana, haitiana o mapuche. Esta última, la cultura mapuche, es altamente representada por la cantidad de población presente en el territorio, hasta un 31.83% de la población de la comuna de Lanco se declara mapuche2, sin embargo es una cultura fuertemente amenazada de desaparecer debido a la larga historia de persecución, represión y asimilación forzada de este pueblo originario. Tanto es así que hay mapuche que consideran que antes de entrar en la interculturalidad se debe recuperar y reeducar en todo lo correspondiente a la cosmovisión mapuche para evitar el riesgo de una aceptación y asimilación de otra cultura por ignorancia de la propia. En palabras de Victorino Antilef Ñanco, ex miembro de la Comisión Constitucional y vecino del Lof Mapu de Antilhue,
«lo que tiene que hacerse es encaminar, inducir un proceso interno para que la gente vuelva a revalorar y a repracticar el conocimiento antiguo expresado en prácticas como el tejido no es cierto, orfebrería, greda, telares, las comidas que es un sistema bastante completo, desarrollado en el ámbito mapunche.»
Partiendo de estas definiciones podemos afirmar que Chile en general y Malalhue en particular es un territorio multicultural, donde conviven la cultura chilena hegemónica1 con culturas como la peruana, venezolana, boliviana, haitiana o mapuche. Esta última, la cultura mapuche, es altamente representada por la cantidad de población presente en el territorio, hasta un 31.83% de la población de la comuna de Lanco se declara mapuche2, sin embargo es una cultura fuertemente amenazada de desaparecer debido a la larga historia de persecución, represión y asimilación forzada de este pueblo originario. Tanto es así que hay mapuche que consideran que antes de entrar en la interculturalidad se debe recuperar y reeducar en todo lo correspondiente a la cosmovisión mapuche para evitar el riesgo de una aceptación y asimilación de otra cultura por ignorancia de la propia. En palabras de Victorino Antilef Ñanco, ex miembro de la Comisión Constitucional y vecino del Lof Mapu de Antilhue,
«lo que tiene que hacerse es encaminar, inducir un proceso interno para que la gente vuelva a revalorar y a repracticar el conocimiento antiguo expresado en prácticas como el tejido no es cierto, orfebrería, greda, telares, las comidas que es un sistema bastante completo, desarrollado en el ámbito mapunche.»
Nuestra ONG COMI desea que se alcance esta utopía que parece ser la interculturalidad en Malalhue, y es con este propósito que llevamos a cabo diferentes actividades, como son la escuela de italiano o el evento de Ethno Chile.
Tras la acuciante demanda de la población y gracias a la ayuda de nuestra responsable de seguridad y profesora de Historia en el Liceo República de Brasil, Diosa del Rosario Villaroel Pineda, la escuela de italiano se inauguró la semana pasada después de que, para nuestra sorpresa, se llenasen todos los cupos en dos días tras la publicación de la actividad.
La clase comienza todos los miércoles a las 18:30 en la biblioteca pública Gabriela Mistral donde los alumnos y alumnas aprenden las cosas básicas de la lengua italiana, como saludos y vocabulario cotidiano, en un contexto de educación no formal que sirve como excusa para realizar un intercambio cultural y lingüístico entre las personas participantes.
De estas actividades cabe destacar lo importante que fue para nosotros/as lograr traer el encuentro internacional de música folklórica Ethno Chile 2023 a Malalhue. Ethno es el programa de la ONG Jeunesses Musicales International para música folclórica, mundial y tradicional. Fundado en 1990, está dirigido a jóvenes músicos con la misión de revivir y mantener vivo el patrimonio cultural mundial. En el centro de Ethno se encuentra su enfoque democrático de aprendizaje entre pares mediante el cual los jóvenes se enseñan entre sí la música de sus países y culturas. Es una pedagogía no formal que se ha perfeccionado durante los últimos 33 años, adoptando los principios del diálogo y la comprensión intercultural.
Para este evento pusimos en contacto al grupo de músicos de Ethno Chile procedentes de países como: Alemania, Austria, Suecia, Francia, Italia, Estonia, Japón, USA, Brasil y Chile; con el grupo local de música mapuche Meli Kvrvf. Los cuales pasaron el día compartiendo y aprendiendo juntos un tema del grupo así como integrar los instrumentos tradicionales mapuche al resto de la orquesta a través de esta pedagogía no formal y democrática.
Guillermo Neftalí Jaque Calfuleo, miembro del grupo Meli Kvrvf además de educador tradicional y artista cultural, del lof Külche mapu, Puquiñe, en la comuna de Lanco nos relataba cómo había vivido la experiencia:
«La interacción fue muy amena, muy cercana, sincera por así decirlo. Pudimos compartir, a pesar de las barreras del idioma, lo que es la música mapuche, la temática y presentar los instrumentos.
Fue muy enriquecedor poder sacarse prejuicios compartiendo con otras personas de otros lugares y culturas.
…la invitación al concierto de cierre en Villarrica no la esperábamos y la recibimos con mucha alegría fue una experiencia que no se tiene todos los días, sobre todo para gente mapuche que hace música mapuche más tradicional, una oportunidad muy bonita que va a quedar para el recuerdo siempre.»
Como comentábamos al principio, pudiera parecer que lograr la interculturalidad es una empresa imposible, y aún siendo posible no es algo que se logra en dos días, esta debe ser promovida por el Estado a través de leyes, planes y programas que se hagan efectivos y aterricen en la realidad de escuelas, empresas, municipios, comunidades, etc. Y mientras todo esto llega, esperamos que nuestras actividades, si no logran esa comunión cultural, hagan presente la realidad multicultural del territorio y nos acerquen a ese objetivo a largo plazo que es la interculturalidad.
Manuel Pastor Tomás
Voluntario COMI en Chile
1La hegemonía cultural se refiere a la dominación o gobierno mantenido por medios ideológicos o culturales. Por lo general, se logra a través de instituciones sociales, que permiten que quienes están en el poder influyan fuertemente en los valores, normas, ideas, expectativas, cosmovisión y comportamiento del resto de la sociedad.
2Fuente: Censos de Población y Vivienda 2002 y 2017, INE
En evidencia
Semillas de esperanza
Uno, dos, tres y cuatro. Un pie delante del otro, sin perder el equilibrio, y vuelta a empezar. Uno, dos, tres y cuatro. Las semillas de porotos (como se conoce a las alubias aquí en Chile) se deslizan de nuestras manos al surco trazado por el arado. Luego las enterramos con los pies desnudos en la tierra, con cuidado de no salirnos de los surcos. «¡Quítate los zapatos!» me había dicho Marta, que aprovecha cada oportunidad posible para caminar descalza por la naturaleza. Yo, titubeando un poco al principio, me los había dejado puestos, pero luego le di la razón: se llenaban de tierra y no tenía suficiente control sobre el movimiento de mi pie. Cuando me los quité, el contacto con la tierra blanda y húmeda, recién removida por el arado, era una sensación que ya no quería dejar, el contacto casi embriagador con la Ñuke Mapu (como llaman los Mapuche a la Madre Tierra), como si despertara en mí algo ancestral que no sé si alguna vez hubiera conocido. «El caminar te entra desde el suelo» decía una canción que siempre cantábamos en los scouts. Bajo un sol abrasador, entre los olores de la campiña sureña, realizábamos el imperecedero gesto de la siembra, repitiéndolo a cada paso como una especie de meditación, de mantra.
Los voluntarios – Alvise, Manuel, Marta y yo – en servicio civil con la ONG COMI (Cooperación para el Mundo) nos sentíamos honrados de haber sido invitados por nuestro socio local, Medema (Mujeres Emprendedoras de Malalhue), a participar en la siembra de porotos, que con muchos sacrificios, escasos medios y magros ingresos, se viene realizando desde hace tres años. Para nosotros, que crecimos en grandes ciudades, fue una experiencia incalculable. Para Manuel y Marta era la segunda vez que participaban voluntariamente de este evento comunitario, que forma parte del sector agrícola de nuestro proyecto. Este último tiene el objetivo de apoyar a la minoría mapuche de Malalhue, en el sur de Chile, donde estamos desde el mes de julio pasado. Los Mapuche son un pueblo indígena que habita en el sur de Chile y Argentina y que, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), representa el 10% de la población chilena y el 31% de aquella de la comuna de Lanco, donde se encuentra Malalhue. El terreno que estábamos sembrando está ubicado dentro de la Comunidad Indígena rural de Panguinilahue Alto, en las cercanías de Malalhue. El proyecto de servicio civil en el que estamos comprometidos pretende lograr este objetivo a través de la puesta en valor del patrimonio cultural indígena y el apoyo a la juventud local en un camino de formación cultural y artística, para que pueda planificar de manera concreta su proyecto de vida personal y profesional. Entre las diversas actividades previstas, está la ayuda en el trabajo agrícola a Medema, que es una organización de mujeres, en su mayoría mapuche, que se dedican a la agricultura y a la artesanía.
“¡Cántanos una canción de Violeta Parra!” me dijo Marta. “Para olvidarme de ti voy a cultivar la tierra”, entoné, cantando el principio de La jardinera, mientras seguíamos sembrando, y luego continué con El guillatún y Gracias a la vida.
La parte de la siembra (ngan, como dicen en mapunzungun, lengua de los Mapuche), que preferíamos era aquella en que había que tapar cada surco, con los pies que se hundían en la tierra desnuda y de los dos montículos laterales la llevaban al centro. “¡Es como acariciar a la tierra!” dije, a lo que Marta asintió sonriendo con sus ojos verdes.
En un momento de pausa, mientras charlaba con las mujeres de Medema, se volvió distraída por los ruidosos ronquidos de Alvise y vio a él, a Manuel y a mí tirados en el suelo, hundidos en una siesta a pierna suelta. ¡Aquí estamos, tres ciudadanos catapultados al trabajo en el campo! Personalmente, precisamente por eso quería ensuciarme las manos, trabajar bajo un sol abrasador: porque el lugar donde nacimos y crecimos no puede tener la última palabra sobre lo que somos, lo que está definido por nuestras elecciones, por los retos que aceptamos – a pesar de las dificultades que conllevan – como el de vivir un año en el otro lado del mundo, en una realidad completamente diferente a aquella a la que estábamos acostumbrados.
Nos refrescamos con agua y harina tostada, un alimento común en esta zona y apreciado porque quita la sed y es nutritivo. Después de nuestra siesta, escuchamos sobre creencias ancestrales mapuche sobre la siembra: por ejemplo, no se debe sembrar maíz cuando se tiene hambre, de lo contrario los granos saldrían pequeños y secos. Al fin y al cabo, la tierra tiene una importancia fundamental en la cosmovisión y espiritualidad mapuche, tanto que su mismo nombre deriva de mapu, «tierra», y che, «pueblo», y se traduce como «pueblo de la tierra». En una zona donde esta última a menudo está contaminada o desecada por las empresas forestales, y donde el hombre suele mantener sólo vínculos comerciales con ella, los Mapuche siguen teniendo un profundo vínculo espiritual con la tierra y, en lugar de creer poseerla, sienten que pertenecen a ella. Marta lo había dicho bien: esa siembra era una experiencia espiritual. Por eso, esperamos que lo que sembramos en Panguinilahue Alto, en ese soleado día de noviembre, sean semillas de resistencia. Sin embargo, más aún, nuestro deseo es que sean semillas de esperanza, parafraseando el lema de COMI, “constructores de esperanza”.
Apenas terminamos estábamos casi exultantes: nos miramos satisfechos, orgullosos. Habíamos compartido todo en ese día: el esfuerzo, el sudor, la comida, las conversaciones, las risas. Las mujeres de Medema se acostaron a la sombra al borde del campo, para descansar mirando al fruto de su trabajo. Hicimos lo mismo.
Como somos una ONG italiana, para el almuerzo no podía faltar una magnífica pasta, que Alvise preparó para todos. Cuando íbamos a comer todos teníamos las manos – y los pies – llenos de tierra. Todos simplemente se enjuagaban las manos, sin usar jabón. Al ver que yo no hacía lo mismo, una de las mujeres de Medema me preguntó si quería enjuagármelas, pero yo pregunté si había jabón. «Es tierra, cuando mueras serás tierra tú también» fue su lapidaria respuesta. En ese momento quedé un poco asombrado y perplejo y en todo caso fui en secreto al baño a lavarme las manos. Pero ahora, pensando en ello, lo conecto con el vínculo profundo que tienen los Mapuche con la Ñuke Mapu. Entonces, me doy cuenta de que este episodio también es parte de las diferencias culturales que aquí son nuestro pan de cada día, tan difíciles al vivirlas en propia piel, pero tan fascinantes. Sólo ahora, al mirar hacia atrás, me doy cuenta de lo que significan esos pequeños detalles cotidianos – si nosotros somos capaces de darles ese sentido –, es decir, esa sensación de mirar el mundo al revés, con ojos por fin nuevos, que han salido de esa burbuja de Occidente en la que nacimos y crecimos y que parecía un destino ineludible. Es una sensación de frescura, emoción, curiosidad. Una sensación que me hace sentir vivo.
Luigi Donadio,
Casco Blanco COMI en Malalhue, Chile
21 de febrero de 2023
Las actividades musicales de COMI en Malalhue, Chile (parte 1)
Cada semana, campesinas caminan largas distancias con la guitarra al hombro. Desde las comunidades rurales mapuche ingresan al pequeño pueblo de Malalhue y llegan al Centro Comunitario, sede de la delegación municipal de la comuna de Lanco, en el sur de Chile. También llegan jóvenes y madres trayendo a sus hijas e hijos. Allí les espero yo, afinamos las guitarras y empezamos.
El taller musical de COMI1, la ONG italiana con la que estamos realizando el servicio civil, inició hace meses y tenemos dos encuentros semanales, uno para el nivel básico y otro para el intermedio, con siete alumnos en total. Como todas las actividades que realiza COMI, es totalmente gratuito, de acuerdo con el principio de gratuidad, que es uno en los que se basa el trabajo de la ONG. Hay niñas, niños, adolescentes y mujeres adultas.
«¡Tengo 63 años y quiero aprender a tocar la guitarra!»
es lo primero que dice una alumna, como si se sintiera incómoda, como si por alguna oscura razón fuera tarde. En un territorio complejo, carente de espacios para actividades culturales y recreativas, con un clima frío y lluvioso (en invierno hay más de 20 días de lluvia al mes en promedio), todos suspenden sus compromisos diarios y durante una hora y media a la semana se dedican a cultivar este interés. El taller no solo pretende formar buenos y buenas guitarristas, sino también hacer que expresen sus emociones los y las niñas y adolescentes, que aquí por lo general tienen una actitud pasiva. Además, intenta crear agregación social entre diferentes generaciones y culturas, como la mapuche y la chilena no indígena. Aquí hay grandes desigualdades socioeconómicas (especialmente la minoría indígena se encuentra entre las franjas de población más desaventajadas)3, no hay seguridad social o es insuficiente, el alcoholismo y la drogodependencia están generalizados a partir de los 13 años4 y hay una fuerte emigración, especialmente de jóvenes5. Nuestro proyecto de servicio civil, llevado a cabo por COMI en estrecha colaboración con nuestro socio local MEDEMA (Mujeres Emprendedoras de Malalhue), trata de hacer frente a estos problemas y tiene estos objetivos:
• favorecer la transición hacia una mayor igualdad social de la minoría mapuche de Malalhue;
• luchar contra las adicciones al alcohol y a las drogas, especialmente entre la juventud;
• fortalecer la motivación personal de los y las jóvenes;
• apoyar a los y las jóvenes en un proceso de formación y empoderamiento6, para ponerlos en condiciones de planificar e implementar su propio proyecto de vida profesional y personal.
El proyecto pretende lograr estos objetivos a través de:
• la mejora y difusión del conocimiento del patrimonio cultural indígena, especialmente entre la juventud;
• el fortalecimiento de las posibilidades profesionales que ofrecen las actividades tradicionales;
• potenciar la motivación personal a través de la transmisión del conocimiento de la historia e identidad indígena mapuche entre los y las jóvenes, para promover el crecimiento de personas más conscientes.
Entonces, nuestro proyecto tiene dos principales beneficiarios: la juventud y la población mapuche local. Este pueblo indígena representa el 10% de la población chilena (1,7 millones de habitantes)7, el 24% de la población regional y el 31% en la comuna de Lanco8. Este territorio tiene muchos activos, que sin embargo a menudo no están bastante valorizados, mientras que podrían convertirse en oportunidades de trabajo, también relacionadas con las tradiciones indígenas. Una de las áreas del proyecto es el llamado “gimnasio cultural”, que involucra a la población local en diversas actividades, como una capacitación sobre derechos indígenas, un taller de danzas folclóricas europeas, impartido por Marta, y el taller musical. La música es uno de los aspectos de la cultura mapuche (junto con la artesanía, la agricultura ecosostenible, el arte, el mapunzungun9, las plantas medicinales y la filosofía indígena) que estamos tratando de difundir gracias a expertos locales.
Algunos niños y niñas del taller se introdujeron en mapunzungun, que aquí se enseña en la escuela y se salvaguarda a través de diversas iniciativas del peligro de extinción que enfrenta. Además, el conocimiento de la cultura de este pueblo originario está menos difundida que en el pasado entre sus miembros, especialmente entre la juventud10. Hay Mapuche que se cambiaron el apellido (uno de los rasgos más evidentes de pertenecer a este pueblo originario) o que en todo caso se avergüenzan de su identidad indígena, por interiorizar una mentalidad promovida por políticas estatales a menudo monoculturales y que negaban los derechos indígenas11 (aún hoy la Constitución chilena vigente, promulgada en 1980 durante la dictadura de Pinochet, no reconoce a los pueblos indígenas presentes en el territorio nacional12). Por lo tanto, escuchar a niños y niñas presentándose en mapunzungun fue emocionante para mí.
Cuando nos presentamos, les pedí a todos y todas que nos contaran cómo se acercaron a la música y por qué querían aprender a tocar la guitarra.
«Mi padre había aprendido a tocar la guitarra de su padre y cuando yo era pequeña la tocaba con mucho corazón», dice una estudiante, mientras con sus gestos y expresión comunica mucho más que con palabras. «Era tan agradable escuchar cómo expresaba sus emociones…».
«Supe que había esta oportunidad y como llevaba tiempo queriendo aprender, me dije: “Bueno, esta es mi ocasión”» dice otra participante. «Yo trabajo en los puestos del mercado de la plaza y vi que allí había un afiche con la información, después hablé con el profesor y le pregunté si había aún cupos disponibles. En mi familia nadie toca la guitarra y nadie me podía enseñar».
Pero, sobre todo, hay alumnas a las que no les falta el entusiasmo: «¡Estoy aquí porque tengo ganas de hacer muchísimas cosas, también de aprender a bailar cueca!»13
Desde el principio, el taller no solo fue un curso de enseñanza técnica de un instrumento, sino también un espacio para compartir. Algunos hablan de sus propias atormentadas vicisitudes familiares o de pareja. Parece que aquí la gente tenga una gran necesidad de hablar con alguien. Y yo a veces no sé bien cómo responder. Escucho, trato de ser empático. Pero a veces me siento muy impotente. Una vez les dije que a través de la música se puede expresar todo tipo de emociones, y hasta las peores, como por arte de magia, se transforman en algo hermoso, artístico, y que nos acerca a los y las demás, ya sean de diferentes edades, idiomas o culturas.
No fue fácil comenzar, también porque, como en varios proyectos de servicio civil en el extranjero, se necesita una gran iniciativa e inventiva para probar nuevos roles. Por ejemplo, yo nunca había enseñado a tocar en un curso estructurado y saber cómo hacer algo por supuesto no significa saber cómo enseñarlo. Así que salí adelante a base de prueba y error, pero sobre todo conté con la ayuda de quienes tienen mucha más experiencia que yo, es decir, la asociación cultural «Papageno», que realiza talleres gratuitos de música folclórica latinoamericana y mapuche en muchas escuelas del territorio. A veces me he encontrado con los inevitables fracasos de quienes se aventuran en territorios desconocidos para ellos, pero siento una enorme satisfacción cuando veo a las alumnas y los alumnos practicar y lograr importantes resultados. Me emociona ver la chispa que se enciende en sus ojos cuando entienden un concepto de música que me parecía difícil de explicar y, cuando de sus dedos inicialmente torpes sale el sonido armonioso de un acorde, me asombra como escuchar a un niño empezando a hablar. Algunos están muy motivados y poco a poco estoy manejando mi papel de profesor con más confianza. Estamos ensayando una canción para un concierto de fin de año, que se llama Alulú y pertenece al acervo de la música folclórica chilena. Es un villancico que ha conocido muchas versiones, entre las que destaca la de Violeta Parra.
Luigi Donadio
Casco Blanco COMI en Chile
Referencias
Arcidiacono, C. (2009), Empowerment: definizione e uso, en Psicologia Sociale e di Comunità, Federica Web Learning, Università degli Studi di Napoli “Federico II”, en http://www.federica.unina.it/lettere-e-filosofia/psicologia-sociale-comunita/empowerment/, enlace consultado el 27 de diciembre de 2022.
FOCSIV (2019). Federazione degli Organismi Cristiani Servizio Internazionale Volontario (FOCSIV), Scheda elementi essenziali del progetto “Caschi Bianchi a sostegno della comunità Mapuche in CILE”, 2019, p. 1, en https://www.focsiv.it/wp-content/uploads/2021/12/CILE_CB-sostegno-mapuche_COMI.pdf, enlace consultado el 1° de diciembre de 2022.
Huemchumil, P. J. (2022). Elisa Loncón: “El Rechazo no fue un voto ideológico, fue un voto heterogéneo”, Entrevista, 18 de septiembre de 2022, en https://interferencia.cl/articulos/elisa-loncon-el-rechazo-no-fue-un-voto-ideologico-contra-las-transformaciones-fue-un-voto, enlace consultado el 1° de diciembre de 2022.
INE (2017). Instituto Nacional de Estadísticas (INE), Resultados Censo 2017. Por país, regiones y comunas, en http://resultados.censo2017.cl/Region?R=R14, enlace consultado el 1° de diciembre de 2022.
INE (2018). Síntesis de resultados Censo 2017, junio de 2018, en http://www.censo2017.cl/descargas/home/sintesis-de-resultados-censo2017.pdf, enlace consultado el 1° de diciembre de 2022.
Meza-Lopehandía Glaesser, M. A. (2016). Pueblos indígenas y Constitución, Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, Departamento de Estudios, Extensión y Publicaciones, 21 de abril de 2016, p. 3, en https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=repositorio/10221/22690/1/FINAL%20-%20Pueblos%20ind%C3%ADgenas%20y%20Constituci%C3%B3n.pdf, enlace consultado el 1° de diciembre de 2022.
Namuncura, D. (2022). ¿Una Constitución indigenista?, El Mostrador, 30 de junio de 2022, en https://www.elmostrador.cl/destacado/2022/06/30/una-constitucion-indigenista/, enlace consultado el 1° de diciembre de 2022.
Ooft, M. (2022). El mundo indígena 2022: Surinam, El Mundo Indígena, XXXVI, IWGIA, 12 de mayo de 2022, en https://iwgia.org/es/surinam/4798-mi-2022-surinam.html, enlace consultado el 1° de diciembre de 2022.
1 COMI es la sigla de “Cooperazione per il mondo in via di sviluppo”, que en italiano significa “Cooperación
para el mundo en vías de desarrollo”.
2 El servicio civil, nacido de la objeción de conciencia al servicio militar obligatorio, es la elección voluntaria,
que pueden hacer los jóvenes italianos (o residentes en Italia), de ponerse al servicio de comunidades
locales desaventajadas o del territorio por un año en proyectos de voluntariado, en Italia o en el extranjero.
3 FOCSIV 2019, p. 1.
4 “Según el informe del SENDA (Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de
Drogas y Alcohol) del 2015, entre los jóvenes (13-17 años) de la Región de Los Ríos, consumen
habitualmente alcohol el 64,1% de los jóvenes, consumen marihuana el 30,9% y cocaína el 7,2%” (FOCSIV
2019, p. 2, traducción del autor).
5 FOCSIV 2019, pp. 1-2.
6 El término indica “los procesos a través de los cuales los ciudadanos desfavorecidos adquieren mayor
poder, a través de la participación en asociaciones de ciudadanos y otros proyectos sociopolíticos”
(Arcidiacono 2009, traducción del autor). Estos procesos incluyen también la conquista de la
autoconciencia y el control sobre las propias elecciones, decisiones y acciones, tanto en el ámbito de las
relaciones personales como en el de la vida política y social.
7 INE 2018, p. 5 y pp. 16-17.
8 INE 2017.
9 El mapunzungun es el idioma hablado por los Mapuche de aquí (que también se llaman Mapunche).
Existen diferentes variantes de esa lengua, a menudo conocida como mapudungun (nombre de otra
variante hablada más al norte).
10 “Desde una investigación interna llevada a cabo por COMI en 2018-19 sobre el conocimiento de la cultura
mapuche, realizada en la comuna de Lanco sobre una muestra de jóvenes entre 13 y 19 años, resultó que:
el 10% de la juventud declaraba conocer a fondo la cultura indígena, el 65% conocerla superficialmente y el
25% conocerla poco” (FOCSIV 2019, p. 2, traducción del autor).
11 Huemchumil 2022.
12 “En Sudamérica, sólo Chile, Uruguay y Surinam, carecen de reconocimiento explícito a los pueblos
indígenas” (Meza-Lopehandía 2016, p. 3). Esta afirmación sigue aún verdadera: cfr. Namuncura 2022 y Ooft 2022. En el texto de Meza-Lopehandía se explica también por qué la Constitución chilena del ’80 no
reconoce de verdad a los pueblos originarios y sus derechos.
13 El baile nacional de Chile.
Las actividades musicales de COMI en Malalhue, Chile (parte 2)
No sólo guitarra!
Entre las personalidades musicales chilenas de renombre internacional, no se puede dejar de mencionar a los Inti Illimani. Tocar sus canciones aquí en Chile es un gran honor y una emoción única para mí. Recuerdo cuando fui a escucharlos a Bolonia el pasado marzo: todo el público gritaba a una sola voz, en un crescendo épico: «¡El pueblo, unido, jamás será vencido!». Su gira por Italia, titulada «Vale la pena», se centró en los derechos humanos, especialmente de las personas migrantes, y apoyó las actividades de Amnistía Internacional Italia. Desde niño escucho las canciones de este conjunto, que es como un puente entre Italia y Chile y sigue ayudando, hoy como ayer, a difundir la historia chilena también en el extranjero: el entusiasmo del período de Allende, luego el golpe y la tragedia de la dictadura de Pinochet – en esos años se refugiaron en Italia, donde se hicieron famosos durante la protesta juvenil –, hasta las protestas del Estallido Social de 2019, durante las cuales grabaron, en Santiago de Chile, la canción que dio nombre a la gira.
Además de la guitarra, las actividades culturales de COMI cuentan con la presencia de músicos y músicas locales, invitadas a enriquecer las demás iniciativas, pasando también por el programa de radio que manejamos dos veces por semana en la emisora local Radio Comunitaria y Cultural de Malalhue, que transmite en la frecuencia 107.5 FM y en línea, por lo tanto, también accesible más allá de las fronteras locales y nacionales. Así, entrevistamos en nuestro programa «Mari Mari Kom Pu Che»1 a Guillermo Jaque Calfuleo, músico originario de la comunidad mapuche de Puquiñe en la comuna de Lanco, constructor de instrumentos musicales y creador de la banda «Meli Kvrvf» (que en mapunzungun significa «Cuatro Veinte»), así como reconocido referente de la cultura mapuche. De hecho, con Jaque se realizó una capacitación sobre la cosmovisión mapuche y los derechos indígenas, a la que asistieron principalmente mujeres, quienes forman parte de MEDEMA, asociación local socia de COMI. Nosotras y nosotros también, junto con MEDEMA, en varias ocasiones hemos reflexionado sobre temas como la plurinacionalidad, la interculturalidad, la Naturaleza, el racismo y el concepto tan querido por los pueblos indígenas del Buen Vivir, o, como se dice en mapunzungun, Küme Mogen.
Para subrayar aún más la importancia de la cultura local y apoyar tanto a Guillermo como a las mujeres de MEDEMA en esta interesante experiencia formativa, se invitó a Paola Linconao, docente mapuche en una escuela de Temuco, pero también artista, compositora y cantante del grupo Inche2, el cual fusiona la música mapuche con el rock. Paola fue invitada como motivadora, siendo muy activa y reconocida por su metodología de enseñanza y promoción en las aulas escolares de la cultura del pueblo indígena al que pertenece. A nivel musical, tiene un estilo propio y sus letras son fieles a la vivencia mapuche, al igual que las de Violeta Parra, para denunciar la difícil vida del pueblo originario desde la llegada del llamado desarrollo, que, para usar las palabras de Eduardo Galeano, “es un viaje con más náufragos que navegantes”.
Un tercer y muy interesante encuentro con los valores locales lo introdujo la entrevista radial a Faumelisa Manquepillán, cantautora, poeta y escultora. Siendo ella también originaria de la comunidad de Puquiñe y dedicada a la transmisión de la cultura mapuche, recientemente fue galardonada con el Premio de las Artes y las Culturas de la Región de Los Ríos 2022, junto a Nerys Mora, estimada docente y agente cultural de Malalhue, además de fundadora del museo comunitario malalhuino “Despierta Hermano”, que promueve el conocimiento de la cultura local y, por ende, también mapuche.
Además de las entrevistas, el espacio radial que manejamos transmite música territorial y música mapuche. A esta última le cuesta llegar a los circuitos comerciales y encontrar espacio en las emisoras más importantes. Nuestra tarea, en efecto, es fortalecer el territorio, sus valores y su identidad, única e irrepetible.
Estamos también realizando varios talleres gratuitos: además del de música, tenemos uno de danzas folclóricas europeas con Marta, uno de escalada con Manuel y uno de iniciación al teatro y expresión corporal con Alvise. Antes de las fiestas de fin de año nos espera la primera exhibición de baile y guitarra, donde veremos, por primera vez, las dotes artísticas de nuestros alumnos, reforzadas por nosotros como profesores.
Además, los voluntarios y las voluntarias estamos conociendo y apreciando de primera mano la música mapuche, también llamada “música ancestral” o “sonidos de la tierra”. Al respecto, no podemos dejar de mencionar el kultrún, un grande y ancho tambor, considerado sagrado por ser el instrumento musical por excelencia del chamanismo mapuche. Según el Museo de Arte Precolombino de Santiago, el kultrún es «un timbal de madera hecho de un gran cuenco, elaborado a partir del tronco de un árbol de poder que representa a la tierra. Cada machi (chamana, ndr) lo decora según una estructura general, pero con un diseño propio y lo toca a su manera. La superficie del cuero está surcada por líneas que dividen el mundo en cuatro partes. En su centro está el lugar donde la machi se ubica y a su alrededor figuran los poderes astrales que la asisten. El interior del kultrún contiene diversos objetos mágicos, así como la voz de la machi introducida por ella en el momento de construcción del instrumento. El instrumento se toca cerca del oído a fin de que su rica sonoridad sature la percepción y facilite el trance».
Volviendo a Violeta Parra, tenemos un sueño, rendirle homenaje, a través de la presentación del libro Violeta Parra en el Wallmapu. Su encuentro con el canto mapuche3, publicado en 2017 y escrito por Paula Miranda, Allison Ramay y Elisa Loncón. Esta última es académica, lingüista mapuche y figura reconocida internacionalmente por su papel de ex Presidenta de la Convención Constitucional, la que redactó la propuesta de nueva constitución, rechazada por los chilenos en septiembre pasado. El libro tiene su origen en el descubrimiento por parte de las autoras de cuatro cintas fonográficas, en las que Violeta entrevistaba a siete ülkantufe (cantores), un cantor y seis cantoras mapuche, y grababa 39 canciones en mapunzungun, interpretadas por sus propios cultores. De hecho, la cantautora chilena vivió durante mucho tiempo en estrecho contacto con el pueblo mapuche y estudió en profundidad su cultura (también fue contratada por la Universidad de Concepción para realizar investigaciones etnomusicológicas), como cuando, por ejemplo, estuvo entrevistando todos los días durante un mes a la machi María Painen Cotaro, quien habría tenido una influencia decisiva en el trabajo creativo de la artista, como afirma Paula Miranda.
Entre las figuras artísticas chilenas de renombre internacional que dieron voz a estos sonidos ancestrales también destaca el mismo Pablo Neruda. En una sentida intervención en el Teatro Municipal de Temuco, así se expresó el gran poeta:
«He llegado una vez más a Temuco. (…) Vino todo el pueblo al estadio a escuchar mi poesía. Yo subí al tablado mientras el público me saludaba.
Entonces escuché que se hacía el silencio y dentro de ese silencio oí elevarse la más extraña, la más primordial, la más antigua, la más áspera música del planeta. Eran los araucanos4 que tocaban sus instrumentos y cantaban para mí sus dolorosas melodías.
Me conmovía más aún. Los ojos se me empañaron, mientras sus viejos tambores de cuero y sus flautas gigantescas sonaban en una escala anterior a toda música. Sorda y aguda a la vez, monótona y desgarradora. Era como la voz de la lluvia, combatida por el viento, o el gemido de un animal antiguo, martirizado debajo de la tierra».
De hecho, Neruda, como Violeta Parra, por su capacidad interpretativa, son artistas tan queridos también por los propios mapuche, como Elicura Chihuailaf, el primer escritor mapuche en ganar el Premio Nacional de Literatura 2020, quien así reflexiona sobre Neruda: «En medio de la confusión y del espejo obnubilado, pretendidamente europeo, de los chilenos, Neruda vislumbró nuestro Azul, el de nuestra vida, el color que nos habita, el color del mundo de donde venimos y hacia donde vamos. ‘Elástico y azul fue nuestro padre’ dice con orgullo y sobre todo con afecto en su poema a nuestro Lautaro.
La obra de Pablo Neruda es una de las posibilidades para el diálogo entre los mapuche y los chilenos, para empezar a encontrarnos, poco a poco, en nuestras diferencias».
Es este encuentro el que como Cascos Blancos queremos fomentar, también a través de la música y las artes. Seguimos día tras día dando nuestro pequeño aporte a este proceso, mientras seguimos conociendo al fascinante e indómito pueblo mapuche.
Luigi Donadio
Casco Blanco COMI en Chile
1 Mari mari kom pu che significa en mapunzungun (el idioma de los Mapuche) “hola (o buenas) a todas y todos” y es un
saludo que se intercambia en la mañana o en la tarde. Cabe destacar que literalmente mari mari significa “diez diez”.
De hecho, a veces los Mapuche se saludan apretándose ambas manos. El diez representa el número de los dedos:
cada persona tiene diez (por eso se repite la palabra), por lo que los dos, saludándose así, se reconocen en un nivel
igualitario y respetuoso.
2 Inche en mapunzungun significa “yo”.
3 Wallmapu es el nombre en mapunzungun con el que los Mapuche indican su territorio, que se extiende entre el sur
de Chile y Argentina.
4 Otro apelativo de los Mapuche.
5 Tomando prestado el nombre de contingentes desarmados de la ONU, los voluntarios en Servicio Civil en el
extranjero (enviados desde Italia) se denominan «Cascos Blancos» y tienen la tarea, a través de proyectos de
voluntariado en la cooperación internacional, de operar de forma no violenta en contextos de conflicto (potencial o
corriente).
Chile: un país más soñado que soñador
Chile: un país más soñado que soñador
COMI es una ONG con proyectos de inclusión social y cooperación para el desarrollo presente en el territorio chileno desde 2019, con representación permanente en el país. Además, a través del Servicio Civil Universal (SCU) promovido por el Departamento de Políticas de Juventud del Gobierno italiano, desde 2021 permite la llegada de un equipo de voluntarios al país.
El proyecto SCU desarrollado por COMI y asistido por su socio local MEDEMA (Mujeres Emprendedoras de Malalhue), tiene dos objetivos: propiciar la transición hacia una mayor igualdad social de la minoría mapuche, a través de la puesta en valor y conocimiento del patrimonio cultural indígena, y el apoyo a la juventud del Municipio de Lanco en su proceso de formación, desarrollo de sus talentos, fortalecimiento cultural y artístico que les permita planificar y poner en práctica su proyecto de vida personal y profesional.
Para enfrentar estos desafíos en un territorio tan diferente del que venimos, nos habíamos “preparado” con información genérica y moderada sobre el pueblo mapuche, estudiando su historia y su relación, nunca simple, con el Estado chileno.
Ni decir que todo lo que habíamos aprendido a distancia, en previsión de nuestra llegada a Chile, se ha puesto patas arriba en Malalhue, desde hace tres meses. La complejidad, el universo de tradiciones sociales, culturales y ceremoniales, las mil contradicciones que caracterizan la vida de esta zona del sur, la comuna de Lanco, habitada, según el Instituto Nacional de Estadísticas (Censo 2017) por un 33% perteneciente al pueblo originario, son imposibles de entender sin sumergirse por completo en la dinámica diaria.
El mismo censo nos muestra una verdad poco intuitiva: de la población total de origen mapuche, que ronda el millón setecientos mil individuos, el 80% vive en zonas urbanas, con una pérdida significativa y definitiva de los conocimientos tradicionales como el cultivo de la tierra, su artesanía, medicina, historia, filosofía y cultura indígena. El 35% de los mapuche vive en la Región Metropolitana, mientras que solo el 18% vive en La Araucanía, considerada el corazón y la cuna de este pueblo.
El mapuche vivió así el proceso, iniciado en 1861 y con picos de intensidad durante la década de 1900, un violento y profundo desarraigo no solo de su tierra natal, de su propiedad, a través de la odiosa práctica de los títulos de merced y el encierro en las reducciones; sino también de los hábitos sociales de la propia comunidad, del estilo de vida, de la autorrepresentación. A esto hay que sumar que, debido a la globalización cultural, las modas new age y el mito del “buen indígena”, en las últimas décadas las comunidades mapuche y sus exponentes han sufrido una continua apropiación cultural por parte de novelistas, filmógrafos, empresarios, antropólogos y estudiosos occidentales; quienes han hecho de esta cultura un objeto de estudio y, más a menudo, de mercado.
No es de extrañar entonces, que incluso nosotros, jóvenes europeos que hemos venido con las mejores intenciones, a veces, recibamos la misma desconfiada bienvenida que los mapuche han aprendido a reservar para los huinca o winkas, término que en mapuzugun puede significar «conquistador» pero también «ladrón».
Asimismo, nuestra perspectiva de permanecer un año en este país estaba indisolublemente ligada a la imagen idealizada del momento de ruptura histórica que atravesaba. En nuestra mente, la continuidad entre la feroz dictadura que terminó en 1990 y los gobiernos del “Giro Democrático”, el legado que representó el modelo económico que impuso para las más recientes maniobras del Chile liberal, la enorme desigualdad social, la pobreza, la discriminación y la vulnerabilidad de los grupos sociales indígenas, fueron realidades evidentes no solo para nosotros, sino para todo el pueblo chileno. Los mismos que hace tres años manifestaron «el peor malestar civil desde el final de la dictadura de Pinochet», conquistando las plazas de Santiago y las principales ciudades del país, pagando un alto precio (34 muertos, más de 3.000 heridos, 1.0000 detenciones). Los mismos que con motivo del plebiscito nacional de octubre de 2020 habían señalado con fuerza (78,28%) el rumbo a seguir, clamando por una nueva constitución que anulara la, hoy vigente, promulgada por la junta militar en 1980.
Conocer y mezclarse con los protagonistas de un cambio de época no solo para Chile, sino simbólicamente para toda América Latina y quizás para el mundo entero, el que anuncia la campaña por la aprobación de la nueva propuesta constitucional, una de las más democráticas y progresistas jamás escrita, nos pareció una oportunidad imperdible. Contrariamente, los resultados que llegaron en pocas horas de las urnas del Plebiscito Constitucional del 4 de septiembre, fueron para nosotros un jarro de agua fría, que apagó gran parte de nuestro entusiasmo y nos obligó a ver la realidad.
El resultado parece hablar por sí mismo. La novedad estuvo representada por el voto obligatorio: toda la población fue llamada a las urnas, bajo pena de multa. Esta modalidad ha ampliado el sufragio de una manera sin precedentes: 13 millones de chilenos y chilenas, el 85% del total, acudieron a votar.
De estos, 270.000 dejaron el voto nulo o inválido. Casi 5 millones votaron por el Apruebo, mientras que 8 millones optaron por el Rechazo, es decir, el rechazo y destitución de la nueva propuesta constitucional.
Pero, ¿de dónde surge esta propuesta? ¿Por quién fue escrito, de qué manera? Y, sobre todo, ¿qué llevó a millones de chilenos y chilenas que nunca habían votado a rechazarla tan categóricamente?
Retrocedamos tres años: es la noche del 12 de noviembre de 2019. El Presidente Piñera y los miembros de su gabinete se reúnen con el general de carabineros Mario Rozas, el jefe de la Defensa Nacional Javier Iturriaga y otros importantes militares. Durante semanas, Santiago ha estado en medio de violentos enfrentamientos, con numerosos muertos y cientos de heridos, incluso entre las fuerzas policiales. El tema principal es si extender o no el estado de excepción constitucional a un estado de sitio: el gobierno puede tomar la decisión política de suspender los derechos constitucionales en algunas áreas para aumentar la viabilidad de las fuerzas armadas. La artimaña, aquella de la suspensión de los derechos constitucionales, previsto por la constitución de Pinochet, ya se intentó a fines de octubre del mismo año, junto con el toque de queda general, para tratar de calmar las protestas. No funcionó. Generales y Ministros acuerdan no prorrogar el estado de excepción, considerando las denuncias de violaciones a los derechos humanos que llegan por centenares, desde dentro y fuera de Chile, Piñera se ve obligado a convocar una conferencia de prensa en vivo para relajar los ánimos y evitar lo peor. A las 22.30, frente al pueblo chileno, promete un nuevo acuerdo nacional basado en tres puntos: paz, justicia y una nueva Constitución. Tres días después, el 15 de noviembre, concluyen en el congreso las negociaciones para el nuevo «Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución» y se anuncia el plebiscito nacional.
El plebiscito, la segunda etapa
Luego de muchos meses de acalorada campaña, en octubre de 2020, el 78% de los votantes declaró aprobar el proceso para dotar a Chile de una nueva Carta Magna y eligió qué tipo de órgano debía redactarlo, una Convención Constitucional de elección directa.
En esa oportunidad votaron siete millones y medio de chilenos, la mitad de los que tenían derecho a votar.
Siguió la elección de los integrantes de la Convención: en marzo de 2021, luego del momento crítico de la pandemia del Covid19, se eligieron los 155 integrantes de la asamblea que redactaría la propuesta constitucional en conjunto con las elecciones municipales y regionales. Todos los partidos en el congreso estuvieron representados, incluyendo la derecha y los independientes. Dadas las reglas para estas elecciones, la mitad de los miembros de la Convención eran mujeres. Se reservaron entonces 17 bancas para representantes electos de los pueblos originarios: 7 para mapuche, 2 para aimara, 1 para rapanui, quechua, atacameños, colla, etc. Los trabajos de este organismo fueron inaugurados el 4 de julio de 2021, día en el cual nombraron como Presidenta de la comisión a la académica y política mapuche Elisa Loncón Antileo para el primer semestre, trabajo redaccional que duró hasta el 4 de julio de 2022. Durante este año, los y las constituyentes han elaborado un documento que asombra por su carácter abierto e igualitario, ecológico y feminista. Reportamos el artículo 1 de la Propuesta, que de alguna manera anuncia sus alcances.
Artículo 1
1. Chile es un Estado social y democrático de derecho. Es plurinacional, intercultural, regional y ecológico.
2. Se constituye como una república solidaria. Su democracia es inclusiva y paritaria. Reconoce como valores intrínsecos e irrenunciables la dignidad, la libertad, la igualdad sustantiva de los seres humanos y su relación indisoluble con la naturaleza.
3. La protección y garantía de los derechos humanos individuales y colectivos son el fundamento del Estado y orientan toda su actividad. Es deber del Estado generar las condiciones necesarias y proveer los bienes y servicios para asegurar el igual goce de los derechos y la integración de las personas en la vida política, económica, social y cultural para su pleno desarrollo.
Y con el artículo 5, sin precedentes en comparación con lo que hace la constitución de 1980 aún vigente, reconoce al menos la existencia de los pueblos originarios, pero no solo, sino que también sancionó sus derechos fundamentales, como la libre determinación, también afirmada por la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de 2007.
El artículo 5 es solo uno de los muchos artículos dedicados a los derechos de los pueblos originarios, que van desde el derecho a la identidad cultural (art. 65), hasta los derechos a la consulta indígena (art. 66), la autonomía y el autogobierno (art. 34).
No profundizaremos más en describir lo disruptivo y revolucionario que aparece a nuestros ojos el documento de este trabajo. Encuentra el texto completo en este enlace: https://www.chileconvencion.cl/wp-content/uploads/2022/07/Texto-Definitivo-CPR-2022-Tapas.pdf
4 de septiembre de 2022. La propuesta de una nueva Constitución que traiga más derechos sociales, espacio para la plurinacionalidad reivindicada por los pueblos originarios, más igualdad entre los géneros, leyes para proteger el medio ambiente y la naturaleza ha sido destrozada para siempre tras el retorno más participativo a las urnas que nunca se había visto en Chile, una dura derrota para los comités, para las asociaciones civiles, y ciertamente para el gobierno de Gabriel Boric, el actual Presidente. Una victoria arrolladora para otros, ciertamente de la derecha, pero también de gran parte del pueblo chileno, que invade las plazas de Santiago, Valparaíso y Concepción para festejar. En medio del desconcierto general que reina en el frente «Apruebo», alguien promete que la lucha no ha terminado, que hay que cambiar la constitución por el valor vinculante del referéndum de 2020. Boric exonera a un par de ministros, aquellos que más se habían implicado en la campaña y ahora los líderes del Congreso y de los partidos tendrán que ponerse de acuerdo sobre quién redactará la propuesta nuevamente. Pero sin exagerar esta vez en el progresismo, sin enfurecer a los sectores más conservadores, quizás católicos, quizás industriales, estadounidenses, europeos e inversores capitalistas.
¿Qué diablos pasó?
El análisis de este resultado sólo puede partir de un punto fijo: la propuesta constitucional fue efectivamente muy progresista. Fue escrito por personas que asumieron la responsabilidad con derecho a soñar y hacerlo en grande. Es posible que algunos de los artículos hayan sido considerados controvertidos por una parte de la sociedad chilena menos propensa a cambios importantes. Pero, ¿de qué grandes cambios estamos hablando?
Los temas principales fueron, más o menos, el incentivo a la participación democrática, la igualdad de género, la descentralización (en uno de los países más centralizados del mundo), la ecología ambiental y, en cierta medida, el reconocimiento económico, político y legal a los pueblos originarios. Además, y quizás aquí resida la clave más clara de interpretación, la Nueva Constitución pretendía poner un serio freno al funcionamiento del sistema Neoliberal chileno. Un sistema que se alimenta desde la década de 1970, con las reformas de los Chicago Boys, y que nunca ha dejado de ser el modus operandi de las élites políticas, de derecha e izquierda, que desregularon y liberalizaron lo que se iba a privatizar, repitiendo el mantra de libre mercado querido por Milton Friedman, y que ha generado enormes desigualdades económicas en todo el país. En resumen, hubo quienes esperaban que el Neoliberalismo, nacido en Chile, muriera en Chile. ¡Este no fue el caso!
Un aspecto fundamental para considerar las causas de este resultado es sin duda la campaña de propaganda masiva que las fuerzas liberales, de centro-derecha, derecha y extrema derecha han desplegado para enterrar el proyecto constitucional. Los datos recabados por la agencia Ciper indican, por ejemplo, que varias organizaciones «fantasmas», no registradas en la campaña oficial, han gastado 120 millones de dólares solo en alertas en redes sociales, frente a los 660.000 dólares gastados por las organizaciones pro Apruebo. Una auténtica máquina de la mentira, teniendo en cuenta que la mayoría de estas advertencias tenían un tono sensacionalista, que pretendía despertar el miedo. Además, como informó anteriormente COMI, no se cuentan los periódicos financieros internacionales, The Economist a la cabeza, que señaló a sus respetables lectores cuánto la propuesta era «excesivamente progresista hasta «a veces excéntrica».
Uno de los puntos enigmáticos de este resultado es por qué la mayoría de la población mapuche votó por el Rechazo. Según datos del Servel (Servicio Electoral de Chile), en el municipio de Alto Bío-Bío, donde el 84,20% de la población es mapuche, el Rechazo ha llegado al 70,75%. En las diez comunas con mayor porcentaje de pertenencia al pueblo originario el rechazo fue entre el 50 y 80%. En la región de La Araucanía, considerada la cuna del pueblo mapuche, el Rechazo siempre estuvo por encima del 68%, superando el promedio nacional.
Es emblemático el caso de Tirúa, con un 70,40% de población mapuche, donde el primer alcalde mapuche en la historia de Chile, Adolfo Millabur Ñancuil, fue electo por cinco mandatos consecutivos, luego elegido también para la Convención: allí también triunfó el Rechazo con 77,25% de los votos. ¿Cómo se puede explicar esto? Se han elaborado muchas hipótesis, pero quizás la más convincente es la de la expresidenta de la Convención, además de activista y académica mapuche, Elisa Loncón. En una entrevista para el medio “Interferencia” afirmó que la violencia estatal -incluyendo «el repudio a nuestra lengua, cultura, identidad, la vestimenta de la mujer mapuche ha dañado el reconocimiento de sí misma».
Otro factor que ha provocado esta falta de conciencia, según Loncón, es “el cerco de los medios de comunicación contra las comunidades con lenguaje violento”. Entonces, prosigue, “también está el blanqueamiento indígena (que se podría traducir como ‘querer asumir la identidad de un blanco’), están los que no quieren ser mapuche, los que se cambian el apellido, hay desinterés”. Los prejuicios contra los mapuches debidos a la mentalidad colonial habrían sido, por tanto, interiorizados por una parte considerable de la misma población originaria.
Volviendo a nuestro proyecto y al territorio en el que operamos, el Rechazo triunfó en Lanco (31% población mapuche) con un 69%. Aquí se evidencia el desconocimiento de la cultura mapuche sobre todo entre los jóvenes. Según una encuesta realizada por la COMI en 2018-19, el 90% de los habitantes de Lanco entre 13 y 19 años declara tener un conocimiento escaso o superficial de la cultura mapuche. Estamos comenzando a reforzar estos aspectos gracias a expertos en diversas actividades, por ejemplo, capacitaciones sobre la promoción, defensa y ejercicio de los derechos indígenas, diversos talleres de intercambio cultural y artístico, y nuestro programa de radio “Mari mari kom pu che”.
Seguramente hoy hay aún más necesidad de nuestro trabajo aquí. Los objetivos de nuestro proyecto parecen utopías para algunos y algunas de Malalhue, con quienes interactuamos todos los días, y ciertamente después de la victoria del Rechazo lo parecen aún más. Pero somos parte de un proceso que comenzó el año pasado y que tardará en dar sus frutos: probablemente veremos una parte muy pequeña de él. El lema de COMI es “constructores de esperanza”. Por eso, no podemos ser los primeros en perder la esperanza en un mundo más justo, a pesar de las derrotas que siembran el camino para alcanzarlo.